En las empresas familiares más tarde o más temprano siempre llega un momento en el que toca pasar el relevo. Los fundadores se jubilan y los hijos/as han de hacerse cargo del negocio. La sucesión empresarial familiar puede convertirse en un auténtico problema si no se toman las medidas oportunas y se realiza sin una buena planificación ni previsión.

Está demostrado que la supervivencia de las empresas disminuye a medida que aumenta el número de generaciones que pasan por la gerencia. Por este motivo es importantísimo que la sucesión empresarial se realice con suficiente planificación y con un asesoramiento jurídico adecuado para que no conlleve un riesgo grave a la empresa.

En muchas ocasiones se realiza de forma precipitada, lo que puede suponer la toma de decisiones peligrosas que pongan en riesgo a la entidad. Previsión, transparencia interna y comunicación son claves para evitar las disputas entre familiares, bastante comunes en estos casos.

Dejar claros algunos aspectos de antemano, nos puede ayudar a evitar algunos de los principales conflictos que pueden acabar en litigios. Los motivos por los que normalmente pueden aparecer discrepancias durante el proceso son:

Determinar el consejo de administración: aunque dependerá especialmente de la actitud y buenas intenciones de la familia. En muchas ocasiones determinar qué familiares formarán parte del consejo de administración y los roles que asumirán cada uno de ellos, puede ser motivo de conflicto.

La transmisibilidad de acciones o participaciones, la política de dividendos, la valoración de acciones y participaciones o la negociación de los fondos de microliquidez suelen ser también motivo de discusiones.

Las posibilidades de conflicto aumentan según exista un mayor número de personas candidatas a la sucesión.  Hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones para evitar al máximo estas situaciones:

Escoger al sucesor y las funciones que asumirá: La elección del sucesor o sucesora depende tanto de la filosofía de la empresa como de las habilidades de la persona escogida. Pero, siempre es una decisión que debe tomar el fundador o bien negociar con el resto de los familiares. Hay que tener en cuenta que también puede ser una persona ajena a la familia. Lo que sí debe estar claro son las funciones que asumirá el sucesor o sucesora, si se hará cargo únicamente de la propiedad o también de la gestión de la empresa.

Crear un protocolo familiar o pacto de accionistas: aunque la mayoría de las empresas esperan a la defunción o invalidez del fundador para llevar a cabo estos trámites, lo recomendable es contar con un protocolo familiar. En este documento se recogerán todos los aspectos legales y pasos a seguir llegado el momento de la sucesión. El hecho de que quede recogido por escrito suele acabar con los conflictos familiares. Si este protocolo es firmado por todos los miembros de la familia tendrá validez legal.

Si llegado el momento de la sucesión, no existe ningún documento de este tipo, se deben buscar vías alternativas para evitar los conflictos. Una opción es parar por un tiempo las actuaciones de la familia, hasta que se pueda tomar la decisión correcta. Es habitual en esta fase que se produzca la compra de acciones entre familiares. Lo mejor es fomentar la cultura empresarial entre los miembros de la familia para que todos compartan la misma filosofía y se eviten estas molestas situaciones.

En Estruch Abogados somos especialistas en Derecho Mercantil y Consultores acreditados de Empresa Familiar en Gandia. Resolveremos cualquier tipo de conflicto o duda sobre la sucesión empresarial de vuestra empresa o cualquier otro aspecto legal.